Me han contado otra manera de llevar este proceso, constante, lento y sin pausa. Un perdón diario, solo uno, sin embargo este debe estar bien analizado, bien completado, y revisado, para que realmente sea efectivo.
La nueva era de mi mismo se trata de ver que escribiendo la mente es perdonada, que entregándome el perdón a mi mismo es como voy generando las desconexiones del abuso y así dejar de estar en constante tensión conmigo mismo, en duda.
Entonces empiezo:
-¿Qué sentí?
Ansiedad.
-¿Por qué lo
sentí?
Porque quería
dejar de trabajar en la bodega.
-¿Cuándo lo sentí?
Cuando sentí que
ya no debía estar ahí.
-¿Para qué o
qué buscaba?
Buscaba desesperarme a tal punto de volverme
insoportable hacia mis compañeros y jefes para que me despidieran e irme con
dinero.
Me perdono a mi mismo por haberme permitido y aceptado sentir ansiedad por dejar de trabajar en la bodega cuando sentí que ya no debía estar ahí y de ese modo pretender desesperarme a tal punto de volverme insoportable hacia mis compañeros y jefes para que me despidieran e irme con dinero.
En el momento y cuando me veo a mi mismo sintiendo ansiedad por dejar de trabajar en un lugar, me detengo y respiro. Me doy cuenta de que mi percepción mental acercac de un trabajo no tiene nada que ver con la realidad, es decir, un trabajo es solo un trabajo y nada más que eso; todo el contexto que sucede en esos momentos es de exclusiva responsabilidad mia, ya que yo soy el que juzga y da valores a las cosas.
Me comprometo a mi mismo a que cada vez que empiece a juzgar una actividad y su contexto, me detenga y me de cuenta en ese momento de que a las actividades yo les entrego mentalmente su relevancia y valor.
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